Un amigo fiel




Cuando llegas a casa, ya te está esperando ilusionado, algunos incluso sonriendo. Te saluda, menea su rabo, te ladra, intenta hablarte aunque no puede y casi lo consigue, lleva todo el tiempo esperándote, no importa cuanto tiempo haya sido, solo ha estado pensando en ti...

Cuando entras a casa la vez destrozada y le gritas, con las ganas que él tenía de verte, todo lo malo que haya hecho ha sido sin darse cuenta, tan solo estaba jugando. Pero le regañas y se va con sus orejitas agachadas, porque te entiende, aunque no lo creamos. Y por mucho que le hayas asustado, que le hayas sermoneado, regresa a tu lado, con su juguete en la boca, meneando su rabo y tú sonríes y te alegras porque sabes que es inofensivo y que te quiere, sabes que vive por y para ti, para estar siempre a tu lado, cuando no tengas a nadie, cuando te sientas solo o acompañado, siempre estará junto a ti, acurrucado a tu lado, será el único que no te chille, que no te falle, que no te pregunte y que no te cuestione o te ponga en duda, y será el que te defienda siempre, aunque levante solo un palmo del suelo y a ti te ataque un gigante, pero lo intentará, porque desde aquel momento en el que lo viste por primera vez, desde aquel momento en que decidiste acogerlo, adoptarlo o comprarlo y desde aquel momento que le diste un nombre y lo acariciaste por primera vez, él o ella ya te juró su amor eterno y ya sabia que nunca más se separaría de ti.
Que haría sin mi peludo, mi amigo, mi perro.




Comentarios